11.24.2011

la piel que se derrama



























a José Lezama Lima y su "Muerte de Narciso"


besar el agua desde su forma desgastada
desde su olor de loto húmedo que asoma hacia el espejo
su mirada de mármol
su piel que se derrama nacarada y triste
en tímidas elipses ondulantes ahuyentadas


los índices de su mano le delatan la nostalgia
el frío le devora cicatrices, le abre escamas
y un tritón se asoma desde el agua enmascarado
con pecho firme de salitre, de branquia agujerada
garza tímida en el agua disfrazada
le ofrece alas


su pestaña quiere morder la otra pestaña
y abre la boca como un pico que se asoma
y el vidrio le devuelve el gesto pálido de escamas
máscara y mirada 
sed y agua salada
una puerta de cristal, un espejo líquido cual humo
herida delirante derramada entre dos islas
sin gargantas para nombrar su propio riesgo
su sed de abismos paralelos 
encarcelados en vidrio y mangle enmudecido

no hubo un grito que advirtiera los peligros
de hundir la piel y darla al encuentro de la raíz del loto
de la sutura del pie que se ausenta en las aletas truncas
del enjambre de silencio que ostenta el eco 
en el tuétano más puro y comedido de las algas

no hubo advertencia de las máscaras
de las ausencias del fuego y las trampas de lo azul

él se hundió desde las uñas a los rizos
desgajó su seno al agua como en una sábana de mar
y las gotas poblaron con su lengua el ancho de su espalda
le hilvanaron la rosada pupila de las nalgas
le besaron en negro, azul profundo y desespero
le ahogaron la sed de erizos por su dermis
y él se entregó
se abrazó al encuentro del tritón, garza de escamas
abrió su lengua como concha de mar y brotó perlas de aire
porque un yo añil le prometió orillas diferentes -esfínteres del agua-
astas con palomas que florecen la nostalgia de las balas
racimos de corales como murallas frágiles y enervadas 
y un estambre de amapola hecha cadena para anclarse
en la arena de otra piel con primaveras de algas
y él le creyó
todo sin reserva de clavel entre las manos
todo sin historia de cuchillo en la garganta
sin maroma de trapecio en la mirada


así el espejo averiguó callado los secretos del rosado
que pigmenta los pezones de la albina carne
del purpúreo erizo que se esconde en las axilas de la piel
así, callado
se derramó el borde de las islas 
se unió el labio con el labio, la saliva con la espuma
la nostalgia y la ternura, se unió todo en la torpeza
del loto enamorado y lo profundo del secreto
en la promesa de unas alas desde el agua


Narciso en pleamar fugó engañado





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