7.13.2012

fotos de Ángel Antonio Ruiz Laboy

Fotos de autor descargables con alta resolución para fines promocionales. 

















carne de caimán


















la brea es un caimán desparramado
un colmillo sin bandera merodeando la ciudad
mojándose de vidrios rotos las esquinas
deambulando su cola áspera de piedras
multiplicando su mordida en cada cruce
como una raíz que crea deseos y peligros
como un fusil que huele a sangre y callejones

la brea es el territorio eterno de la sombra
y el gatillo que dispara el viaje de las ruedas

es que el caimán también es la piel de los caminos
y es el campo de batalla de las armas y sus gangas
de niños tatuados de crimen en los ojos
que guardan en su mente un arma letal que no es juguete
que apuntan al paisaje que no existe
porque todo es brea o casquillo iluminado
porque todo es sonido de cañón sin un manual
que advierta la fragilidad de nuestros cuerpos
que nombre la pérdida y el calibre de los llantos

la brea es una bala de bifurcada trayectoria
donde el cielo es una foto al que se apunta
sin herirle los sesos a ninguna religión

y duele ver que la desigualdad puede ser un arma en otra mano
o ser la ausencia de heridas y la cantidad de cigarrillos
y poder gritar no sin sentirnos obligados a creernos enemigos
porque ante el paso del caimán todos migramos
a estantes de botellas muy altas para ser consuelo
a llantos muy frágiles para ser filo de machete
a frutos quebradizos del castigo

duele

duele que tengamos que posar ante el recuerdo con nostalgia
y abrazarnos a fotos de efímeras sonrisas
de aquellos aplastados por los pasos del caimán
que cargan cruces invisibles en el alma

duele que crecer sea jugar otra vez a la ruleta
y aprender sea imitar pecados clásicos

somos carne de caimán
y no parece haber camino de regreso












4.15.2012

liquidación


tener el alma arrodillada ante el silencio
tener la piel queriendo ser fantasma
tener todo temblando desde el ojo y ver
que todo cuanto llovizna es rabia abierta
mirada embrutecida y golpes ciegos
que lloran por los causes sin corrientes

tener la sed hecha una grieta sobre el cuerpo
y un par de promesas que humedecen la palabra

tener la herida y la mirada líquida
y fluir desesperado hasta dar con el silencio

tener tanto dolor
es no tener sino la nada.




3.31.2012

carne catedral

















robusta crisálida de carne
hilas desde la baba boca
          trapecios de cristal
          columnas nacaradas
quién se atreve a descuidar el peso
que cae sobre tu espalda
que abre laberintos por tus piernas
que engulle el sexo de tu ombligo

quién blasfema la sacristía de tu vientre
con mariposas muertas que no vuelan
con ausencia de panes con escamas

quién te niega el pez y la boca
quien te esconde una tarántula
para ahuyentarse el rezo sobre el lomo
cuajado y cristalino de tu espalda

si la hostia ha sido derretida en tus adentros
si se ha vuelto paloma que te nada
los laberintos secretos de la carne

no gimas la palabra ausente
toma mi nombre y enuncia
las piedras que castigan su pecado
carne catedral
toma mi nombre
duéleme las manos abiertas que te buscan
mastícame los dedos con tu vientre
floréceme las yemas
devórame las uñas
vuélveme eco de campanas en tu altar

toma mi nombre
carne catedral.

púrpura fruncido

clavel morado
flor mamífera
como una esquina de carne
como una flor de carne blanda
como un erizo que pulula sed
besos viscosos
guiñadas rígidas
hueco que palpita y tiene hambre
de escamas bañadas en miel salada
en gritos que desangran
en crímenes que empujan la mirada
de los ojos que no ven
de las bocas que no hablan
del esfínter de paloma expuesto sin sus alas
del pájaro que tiembla sobre el nido

la pradera y sus manteles convidada
la boca abierta
la leche amamantada
desde un clavel morado que se frunce
flor mamífera
boca callada.

eucaristía

sanguijuela hendida en dos
que consume desde el temblor de su mandíbula
posa tu labio en la herida de mis hostias
renáceme el vientre sin las cruces
anídame la sangre desde el sol que anuncia
la venida de nuevas y sangrientas madrugadas.

3.25.2012

política de la carne

desde cuándo desgajamos nuestros cuerpos
para tejer banderas
para crear fusiles de identidades rotas
para dividir la carne que en el sexo
nos ha unido como a un todo plural y diverso

desde cuándo

lo posible

podríamos lamernos las dagas de la carne
de cara al precipicio y hacer un laberinto
de piernas que se rompan para dar paso a las alas
y los ríos que duermen el silencioso paso de las aguas

podríamos compartir el sudor de nuestras sábanas
besar la madrugada desde la misma estación
sorber el sol desde una misma taza y retomar
las faenas de la carne, los peligros del olvido

podríamos agrietar el ojo a la tristeza
cuidar de la ceniza el paso de esta llama doble
y tejer el silencio una y tantas veces
que comulgue tu sueño con mi almohada

podríamos desistir de ser gaviotas y volvernos ala
naufragar la nostalgia y volvernos escama que cincela
un camino de agua o un viaje de humo y sal

podríamos
por decir algo
ser felices, aunque pueda parecer una utopía.



el ojo

el ojo es una vagina que el placer le queda siempre a la distancia

1.08.2012

canto a la ceniza













a Kenneth Cumba, por la tinta conversada

el temor del fuego habita en las manos del viento
en ceder a la mordida del abismo desde el labio
en compartir el fósil de estas palabras que nos nacen rotas
como a cadáveres de sal tejidos sobre arena muerta
y en hilvanar el rocío que tiembla desde dos espigas
goteando su miel de crisálidas insomnes

está en no nombrar las lenguas ni los cuerpos
está en temblar desde el secreto que pixela los secretos
en la pirotecnia que duerme su violencia entre los surcos
callados de los dedos y del tacto ciego amedrentado

y es que el temor del fuego yergue
su erizo de sol en la mirada ausente
su pólvora de piel desde los dientes
su mordida sin causa, sin freno, sin detente
el temor del fuego apresa estas manos sudorosas
quema la huella de caricias que incendiaron
el fósforo del tiempo, la mirra escondida por la boca
el incienso en huelga de humedales en diciembre

desde dónde ambiciono un canto a la ceniza
sino es desde la ausencia de certezas para el hombre