No es la carne que tiembla bajo el golpe
ni es el golpe sobre la carne temblando.
Tal vez sea el rojo tibetano
que anuda por la paz en tus manos
o sea la paz vestida de castigo
desnudando tus nalgas con mis manos
convirtiéndolas en rojo tibetano.
Cuando es esteril la caricia
cuando la sangre sale a asomarse
al encuentro con el golpe de la piel
entonces yo soy el amo
y tu el amo
y no hay amo.
Un pájaro y otro pájaro
sometidos tiemblan.