imagíname la piel sin los erizos
truncada la epidermidis sin tus dientes
abierto al abismo del suicidio en tu caricia
imagíname vuelto orgasmo sin fronteras
diluviando la sed de tantas bocas
obnubilando la membrana de un vacío herido
hasta sangrar en un relámpago la carne
vena que corta desde el cielo y nutre
de suturas las mandíbulas centrifugadas
de oropeles las sandalias del abismo
un esófago que muerde sus efínteres te busca
para no encontrarse hueco distendido hacia la nada
dime la calma de la mañana entre los mangles
tuerce la abundancia de la lluvia entre raíces
agriétame la sedimentación de tanta espera
y brota rosas en mi piel con tus erizos.
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