11.15.2005

El enfermo de la cama 10

(Esta se la debo a todos a los que, como a mí, la canción Simón, de Willie Colón, les amargó algún momento de su niñez.)

A Pedro se le cayó el lipstick que robó a su mamá y que probaba por vez primera en el espejo del baño, seguro de que no había nadie.

A José, le entró un ímpetu por domar su bicicleta y mostrar hombría, pero se cayó.

Héctor desmontó a Barbie de la Tonka y se quedó pensando, mirando a Ken.

Carlos se escondió en el libro, se le calentaron las orejas, se le enrojeció el rostro, le sudaron las manos.

Luis no estuvo exento, se trago la hostia pesadamente, mientras la vecina, mala cristiana, limpiaba las aceras del lado de la Iglesia de la Sagrada Familia (Tradicional) al son de salsa.

Todos lloraron. La intimidad les permitió a unos soltar sus lágrimas, a otros sólo se le aguaron los ojos disimuladamente, algunos lloraron hacia dentro, pero todos lloraron y se lloraron. Lloraron el temor que despertaba la letra, lloraron esa sentencia de soledad, de muerte anónima, de enfermedad incurable, de pecado.

Lo que Pedro ni José, ni Héctor, ni Carlos, ni Luis saben, es que sus padres también lloraron, también tuvieron miedo.

-"En la sala de un hospital, de una extraña enfermedad, murió Simón. Es el verano del 93. Al enfermo de la cama 10 nadie lloró."

3 comentarios:

MaReS dijo...

Me gusto mucho este escrito, no se me recuerda a un amigo que empezo su vida de esta misma manera y la termino de la misma manera que le paso a Pedro, a José, a Héctor,a Carlos y a Luis. Y llore, tambien llore...

Anónimo dijo...

Dichosa canción... creo que el tabú gay de Puerto Rico se hizo más fuerte para cuando la canción estuvo de moda.

Estaré esperando por la versión expandida del cuento de Simón.

te quiero mucho,
jorge

Yolanda Arroyo Pizarro dijo...

Wow. Pues esto es un escrito y su madre. Muy profundo para un domingo de mañana cuando aún no he salido de la cama a buscar el periódico a ver qué trajo Letras.

Coincido con el postulado de este texto. Ese sospechar que soy diferente que se nos engancha de sopetón, como puma de sabana, y que creemos que solamente nos sucede a nosotros puede traer grandes consecuencias a nuestras vidas. Y me gustó que pusieras el enfoque de los padres, que también sospechan, porque lo hacen. Menudo escrito te has zafado, hombre. Que bueno está.