
Entrando en mi boca una navaja
un destello de luz bifurcando lo obscuro,
convirtiendo en temor lo que era nada.
Una manada de trampas corre
desesperada por mi piel y mis palabras
como una maroma sobre un cable,
como un atentado en medio de la lengua.
Entonces la amenaza del silencio,
la elocuencia de la herida
tatuada a latigazos en mi carne
y mi temor comulgando dioses en la esquina.
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