12.18.2010

tríptico andaluz
















I. azulejada


debajo de ti también he estado
aunque esta sed por el dominio del espíritu
me ha costado los alientos de la carne


sobre mi cuerpo un nuevo cuerpo se construye
sobre tu piel mi piel se amenaza azulejada


somos sólo siendo uno
y uno sólo siendo dos
todo soy tu
todo eres yo


sobre tu cuerpo un otro cuerpo se construye
sobre mi piel tu piel se amenaza azulejada.


II. trinitarias del Guadalquivir


lanzar un puente hasta la tarde
para no ahogarme en el temblor de las hojas
que anidan la fe de ver el mar


cruzar la noche entre las piedras sin estrellas
dormir la liviandad del cielo titilando
a pasos firmes que acompasan luz


todo es tiempo transpirando hacia otro tiempo
desde las venas trinitarias bifurcadas


voy a atirantar los huesos de la tarde
voy a despedir la fe de ver el mar
y lanzar piedras para ahuecar la noche


la brevedad del paso no dicta su firmeza
los puentes son venas
de trinitarias que despiertan hacia el mar.


III. sed hacia Granada


como la sed del algodón purpúreo
muriendo el caudal silenciado del desierto
todo es la distancia de las aguas


el llanto arenado de las piedras amarillas
     todo sepultando la ausencia del rayo
     todo venerando los cristales desechados por el cielo
que decide darse estéril a sus bocas. 

12.15.2010

relámpago de agua

déjame advertirte la fragilidad que habita en el silencio
y contarte de su piel de trinitaria anochecida 
intacta
como la sed de los recuerdos que se olvidan y se esfuman
previo al llanto de la letra susurrando amaneceres


déjame que te advierta de la furia de los truenos


un látigo de luz se quiebra en la ventana y tu no duermes
hasta ver oscurecer los párpados del viento
que lamen el sudor de los estambres que devienen
en fría hoguera y relámpago de agua derretido


déjame nombrarte la cuenca de tu espalda lastimada
o bautizar la lumbre que oscurece en el esfínter
de la historia sabia de tu piel
de la memoria erizada de tus vellos
de la cicatriz cuajada de otros nombres


créeme la caricia de los dientes
la isla que se yergue bajo el brazo y el abrazo
el puente que se tiende con mi mano y ven a mí


a mí para contarte del silencio de los truenos
a mí para advertirte la furia en piel de trinitarias
a mí para beberte el viento desde el estambre herido
y coronarte cicatriz de todas mis memorias naufragadas.