8.26.2010

Pronóstico de una poesía urgente

Prólogo para el libro Posibilidad de chaparrones de Gastón Malgieri



“I accept and I collect upon my body
the memories of your devotion”
-Antony Hegarty

Si nombrarse es siempre señalar nuestra singularidad entre lo plural, si es escoger del mundo esa palabra que será un embudo de significantes para apuntar, como una lanza, a esa única y particular existencia del yo.  Si nombrarse es hacer un asomo a lo precario de la existencia, si es llamar la soledad mientras se levanta una muralla de letras que delimitan el “yo” dentro del “todo”, si es el intento por dar una dirección a nuestra huella…  Si sabemos que nada es enteramente propio, ni el nombre, entonces ¿qué significa tener un “nick” en una urgencia de la carne, en un afán de comienzo? Entonces ¿qué importa ser Armstrong el que dicen que llegó a la Luna o el maestro de la trompeta?  Total, la verdad tiende siempre de un clavo en la pared.  Tal vez estamos ante un intento de volverse carne de arpón, un afán desenfrenado por entender el mundo de significados y significantes,  en su concepto amplio y no limitado a la palabra.
La propuesta poética de Gastón Malgieri en Posibilidad de chaparrones puede parecer literalmente una invitación a ejercer un rechazo sobre la palabra, es un aguacero que cuestiona el lenguaje como significante del orden simbólico de una sociedad hipócrita y enferma, pero señaladora y prohibitiva ante las diversidades sexuales.  No es entonces de extrañar que la voz poética apueste a la onomatopeya como expresión pura del deseo.  Reconoce esto a los significantes como instrumentos del opresor o como incapaces de nombrar realidades no heteronormativas, lo que nos sitúa indiscutiblemente frente a una poesía qüiar post colonial.
“Permitámonos la onomatopeya
como único lenguaje
como único axioma de la carne”

¿Frente a qué estamos entonces? Claramente ante una poética del deseo, ante una poesía gutural que surge de la carne y por la carne, planteada como la más elemental y primitiva necesidad del ser humano.  Ejercicio que plantea el deseo como realidad inmanente al individuo y que cuestiona la construcción cultural, que ejercida sobre este instinto, lo regula y lo condena.  En cambio el poeta no puede prescindir de la palabra, por ello Malgieri se da a la tarea de domar la palabra y con ella comunicar la urgencia de un reclamo de libre expresión de su deseo, por ende una poesía urgente, dado que el deseo no entiende ni entenderá de esperas.

La enunciación siempre tiene un doble filo, recordemos a Maurice Blanchot en El paso no más allá cuando dice: “el habla en su perpetuo desvanecimiento, acarrea la muerte, el vacío, la ausencia, con ella siempre resucita lo que ella nunca anula o suprime, incluso en aquel limite en el que ella misma se ausenta, ya sea por que no consigue agotar la presencia, ya sea porque, al agotarla, tiene entonces, bajo la negación, que afirmarse aún como presencia de habla que agota, pues, en vano la presencia.”  Por lo tanto tenemos en la poesía de Malgieri, un dominio tan amplio del silencio como de la palabra en el empleo diestro de la una o de la otra.  Un poeta que en la urgencia de comunicar su deseo sabe escoger lo que dice y lo que calla.  No estamos frente a la típica ambibalencia o plurisignificación poética a la que venimos acostumbrándonos de hace un tiempo acá.  Malgieri conoce la palabra exacta y es imperioso expresarlo.  Dice en el poema Las pieles:

“esta avara necesidad de estrujar
el recuento de gritos de mis alucinaciones
estoy diciendo
que lo que siento es esto
así de obvio”

La algarabía atragantada, Las pieles y Miopía son poemas que establecen la poiesis de Malgieri. Miopía cumple con validar la capacidad de lectura sobre el acontecimiento o con hacer una invitación al desprejuicio.  El poema nos recuerda el filme de Buñuel Un chienn adalou al abrir la mirada bifurcándola, al herir al ojo con el que leemos el orden que hemos creado y replantear nuevas posibilidades de lectura, convidarnos a mirar de cerca.  Esa visión enferma, miope, es metaforizada como una pared en el poema,  obstáculo inamovible que delimita pero que está empapelado y que el poeta se encarga de desgarrarle esas pieles superpuestas ya descascaradas y dirigir hacia ella la mirada, alejando el foco de atención del sujeto animado para dirigirlo a lo estático (y en cierta forma dotarlo de alma). Es la pared entonces símbolo de la heteronormatividad y el autor la coloca como un escoyo, es en lo inamovible de la sociedad que está el problema, no en el individuo cambiante.  La apuesta está echada a lo individual que se sabe parte de un colectivo.  Malgieri nos remite a pensar en la pregunta: ¿cuál es la enfermedad la homosexualidad o la homofobia? Al alejarse de ese discurso mayoritario podríamos ampararnos en las propuestas de Nelly Richard sobre una feminización de la escritura –asunto que va más allá del género o la construcción de género del sujeto biográfico que produce el texto-. Los textos de Malgieri son indiscutiblemente textos políticos que abogan por el reconocimiento de las diversidades, por la pluralización de los discursos y la inclusión en las letras argentinas de voces no tradicionales. Logra esto haciendo una exaltación de su qüiaridad: asume una estética kitsch y un discurso abiertamente homosexual, pero en la utilización de un vocabulario cotidiano, de incursiones del lunfardo, de temas del diario, nos dice de manera contundente que es tan ciudadano, tan argentino, tan universal como cualquier otro.
Los poemas previamente mencionados conforman una trilogía de la relación entre la voz poética y el deseo.  Sedimentan el terreno para ubicarnos y desde ahí contestarnos desde dónde en el lenguaje expresamos el deseo, qué deseamos y cómo miramos lo miramos.
En la poesía en honor a Néstor Perlongher, un precedente importante en la tradición de la poesía neobarrosa argentina, de la que el autor es heredero y de la que viene a formar parte como una voz remanente y nueva, contundente; más que un duelo, Malgieri hace un eco, una impresión, una huella poética de gran destreza.  La trinchera por los derechos de la diversidad sexual en la literatura argentina, no quedó vacía.  Es increíble el ejercicio de mímesis que Malgieri logra entre su voz poética y la de Perlongher, quien también produjo una poesía urgente que reclamaba justicia social y que denunciaba los atropellos perpetrados a finales del pasado siglo, en una Argentina post dictatorial. Malgieri mantiene una voz narrativa constante como voz poética, claro legado del neobarroso que sirve para mantener al lector conciente de un estado de ficción poética a nivel formal y que también redunda en las imágenes irreales constantemente erigidas por el autor en sus textos junto al discurso interrumpido y fragmentado. 
El acento de lo “kitsch” – un forma vulgar del barroco – se resemantiza en Malgieri para lograr una conciencia estética que lo distingue, acaso un “kitsch” más globalizado y de referencias más tecnológicas que el de sus predecesores.  La inclusión de un poema dedicado a Moss viene a rematar este discurso, en cuanto presenta una escena patética, un decaimiento de ese mundo intersticio en que la masa y lo académico convergen en el anonimato de una calle y en el recinto del deseo, sin duda uno de los más tristes pero realistas poemas del libro.  En ese sentido, el poema Cierta propensión al desacato es uno de los que más cumple con esa estética y que aparenta estar dedicado a la falsa moral que nos viene acompañando desde las lecturas psicoanalíticas de Freud. 
“Ay como quisiera arrancarle el tapizado
al diván psicoanalítico que encorseta la avidez 
o desparramarle semen a la histeria 
o al complejo de Edipo 
fumarnos al binomio Freud / Lacan
y exhalar de una sola bocanada 
el fracaso de la libido
que encierra nuestros cuerpos
en las explicaciones enciclopédicas del tabú.

Un último, pero no menos importante, punto que impera en toda la poesía de Malgieri y que el lector no debe perder de vista al acercarse a este texto es que el carácter mismo de la intensidad discursiva, de los elementos y recursos narrativos, como la constante primera persona del singular como voz poética, junto a la disgregación de imágenes y el acelerado ritmo de sus versos, advierten una poesía que reclama oralidad.  Estamos ante la huella de un texto escrito para la denuncia y para las audiencias. Los textos de Malgieri son un libreto poético para el performance. Ésa y no otra, es la urgencia, una poesía que reclama y pronostica a viva voz el reconocimiento y el respeto hacia las diversidades.

8.03.2010

el reflejo desigual
















para Humberto Manuel

"ahora digo ayer
aunque lastime"
-José María Lima


hombro a hombro cargamos la piel vuelta un relicario
echamos a dormir la fiera de los ojos tristes
que embestía de escarabajos la imagen de la noche
rodando siempre al filo de un eclipse que retorna
sus nombres como una sentencia de manos migratorias
de caricias que revolotean el pasado entre las alas
de olas que se van eternamente y no nos llevan.

hombro a hombro te he sabido la sal de los espejos
el deseo de morder la imagen rota que devuelven
cuando el uno es siempre la mitad de un dos.

yo también he mordido los recuerdos al abrazo
y me he abrazado a los mordiscos cual recuerdo
para recordar los abrazos que nos muerden.

por ello rompo los espejos como a una imagen falsa
mosaico los reflejos desiguales y me encuentro
allí entre los pedazos de tanto hielo tibio, allí multiplicado
esclavo de no verme con los ojos del escarabajo falso
que anunciaba la tristeza de la noche transmigrada.

es tiempo de darse a la mañana y de repetir el sol
es tiempo de decir ayer
aunque lastime caminar por sobre cristales rotos.